En la mañana que aquel niño aun pequeño, vio a un esclavo muerto colgado en un ceibo del monte, se instaló en su corazón el espíritu de lucha por la justicia.
Preguntas que en aquel entonces vinieron a su mente obtuvieron respuesta cuando decidió entregarlo todo por la libertad de su patria.Martí creció en un ambiente convulso, de descendencia española, veía a su padre trabajar para el tirano y fue creciendo en la incertidumbre de acciones e ideas. Mas, el sentimiento de rebeldía, lo albergaba en su alma desde el momento en punto de su nacimiento.
Desde edades muy tempranas hacía razonamientos superiores a un niño de su edad, no sabía aun por qué, pero su inteligencia estaba destinada a grandes empresas.
Su talento y visión fueron tal que obtuvo el epíteto de Apóstol de la independencia. La cabeza pensante de la guerra necesaria, justa, la revolución del decoro.El brillante orador que viajó por el mundo en busca de fondos para la independencia de Cuba. El previsor del peligro, la mente prodigiosa que planeó cada detalle de la contienda, el fundador del partido revolucionario y del periódico Patria.
El precursor de las ideas que han guiado la única revolución llevada a cabo en nuestro país a partir del 10 de octubre de 1868, hasta la actualidad.
Certeras fueron las palabras de Fidel cuando expresó: Cuba que sería de ti, si hubieras dejado morir a tu Apóstol.
José Julián Martí Pérez es el nombre del patriota, del ejemplo, del artífice de la soberanía y libertad de nuestra patria.
Por Misleydis Riverón Sánchez