Camaguey, 22 mar.- Por el estrecho vial, el yipi UAZ serpentea —a saltos— cañaverales y potreros ralos, manigua jíbara que lideró por dos, tres décadas o más el marabú, y extensas hectáreas multicolores “bocarriba”, surcadas o con incipientes cultivos diversos.
En la lejanía, en la espesura del monte cerrado, sudan los rostros polvorientos de diestros operadores sobre puntos amarillos y luminosos que rebotan al Sol, o truenan entre luces de amaneceres y atardeceres, cobijados en la soledad por el “picapica” y los enjambres de mosquitos y jejenes.
A orillas del río San Pedro
Desde que nace de sus afluentes Tínima y Hatibonico, en la ciudad de Camagüey, el principal torrente de la provincia corre 134 kilómetros hacia el medio sur, y tras dejar aguas arriba los embalses Jimaguayú y San Pedro, surte al hidrorregulador Gibraltar.
Antes de llegar al cinturón costero, las tierras fértiles de Santa Justa se desnudan para bañarse en el cauce del San Pedro.
¿Qué es la Operación Victoria?, pregunté al ingeniero Michel Ballate Camejo, director de la Empresa Agroindustrial de Granos Ruta Invasora.
“Es el rescate de 685 hectáreas (unas 51 caballerías) infestadas de marabú y otras malezas en Santa Justa y La Vega, municipio de Vertientes, mediante la integración de fuerzas y equipos pesados de desmonte de la Construcción, AzCuba y de la Agricultura, encargada, además, de las labores de agrotecnia de los suelos que, precisamente, deben quedar alistados para abril” (el 19 de ese mes marca el aniversario 56 de la victoria del pueblo cubano ante la invasión mercenaria a Playa Girón).
La conversación con el empresario comenzó a orillas del San Pedro, donde tres preguntas son obligadas: ¿Todas las áreas estarán bajo riego? ¿Cuáles son los cultivos a desarrollar? y ¿Con qué agricultores garantizarán sembradíos y cosechas?
“Vamos a utilizar las aguas del río mediante sistemas de riego semitradicionales: bombeo, canales, irrigación por gravedad, con los medios disponibles inicialmente. Las siembras de plátano macho, burro y fruta, y de yuca ocuparán más de la mitad de los suelos y el resto será para cultivos varios de ciclo corto.
“Las primeras 268 hectáreas (20 caballerías) debemos tenerlas plantadas el 2 de abril venidero, tareas a cargo de las cuatro unidades básicas de Producción Cooperativa y tres cooperativas de Créditos y Servicios de nuestras bases productivas que vinculan el hombre al área”.
La perspectiva del incremento de brazos para el trabajo agrícola se sustenta en las mejoras sociales que se imbrican con los planes agrarios en todos los municipios agramontinos, donde se electrifican con el Sistema Electroenergético Nacional y paneles solares zonas done residen de campesinos aislados, mejoran los viales de accesos y los principales servicios sociales.
Guayabito: tierra virada, sembrada y mojada
Otras 20 caballerías de antiguos marabuzales dan cosechas, retoñan o esperan nuevas semillas en Guayabito, en las cercanías del potrero de Jimaguayú —donde cayó en combate el Mayor General Ignacio Agramonte y Loynaz—, por eso la micropresa con capacidad para unos tres millones de metros cúbicos de agua, que mojará ese suelo viandero se llama El Mayor y también el nombre de la finca honra a otro grande de las guerras mambisas y de la Batalla de las Guásimas en Vertientes, el Generalísimo Máximo Gómez.
Mas, lo que tampoco se ve desde el asfalto o las bulliciosas ciudades donde el hastío pulula, asombra por los cambios diarios de la intrincada geografía agraria en toda la provincia.
Ocurre en Los Mangos, La Virginia, Najasa, donde alrededor de 80 hectáreas producirán alimentos con el aprovechamiento de espejos de agua cercanos y el caudal del río que lleva el nombre de esa última demarcación.
La crianza agropecuaria diversa y de otras especies animal tampoco se detiene: en Caracuna 542 ovinos comienzan su ciclo reproductivo en una instalación techada que, incluidos los carneros, se valora en un millón 200 mil pesos.
Muy cerca de allí se rehabilita el antiguo laboratorio de inseminación artificial de la otrora Empresa Maraguán, donde con el semen refrigerado de un solo semental podrán fecundarse 50 hembras de esa especie.
San José de los Jíbaro, Vertientes: sobre 40 caballerías de pastos cinco mil toros se ceban extensivamente y en estabulación, con nutrición suplementaria y plantas proteicas, al igual que búfalos y carneros.
En Guáimaro, 11 pastoreos para la ceba de toros que se completarán en abril, con áreas de forraje y plantas proteicas, y en la finca integral de semillas de Las Mercedes avanza la cría de conejos y otros animales.
La cría artificial de terneros en Sabanilla, sustentada en un pozo “milagroso” que abastece la comunidad, y en el Rancho San José 500 chivas sementales donde antes había un espeso marabuzal abrirán la senda de la reproducción caprina.
En El Hoyo, en Jimaguayú, 12 caballerías de cultivos, hasta de café, se proyecta en tierras antes perdidas en la manigua y también la cría de carneros que propiciarán empleos a los habitantes del cercano batey del ingenio azucarero Siboney, en las fincas administradas por Roberto Pérez y Roberto Cardoso.
Son algunos de los polos agropecuarios en ciernes, lejanos del populoso andar, pero a la vera de la Carretera Central; la finca La Esperanza, en Florida, del Ejército Juvenil del Trabajo, completará en abril 21 naves techadas para el desarrollo cunícula, ovino-caprino, la siembra de forraje proteico y un organopónico, paisaje repetido —en mayor o menor magnitud— en todos los municipios camagüeyanos, donde nadie puede vivir ajeno a las fuentes productivas y el compromiso con el seguimiento de los cultivos y picos de cosechas, para que el plato del hogar merezca la alimentación balanceada con el valor añadido del esfuerzo propio. (Tomado de Radio Cadena Agramonte) (Fotos del autor)