Vertientes, 10 sept.- La enfermedad global de la COVID-19 constituye uno de los fenómenos que más afectan a la economía y sociedad mundial en la última década, y con ella cambios en las rutinas y estilos diarios de vida, así como un enfrentamiento constante donde el mínimo descuido pone en riesgo la vida.
Más de un año de lucha contra este virus mortal ha transcurrido en la Mayor de las Antillas, a pesar de las limitaciones y carencias, preservar la vida es la prioridad por parte de las autoridades del Gobierno y el Partido cubanos, y en igual medida por el personal sanitario que trabaja largas horas en zonas rojas de cuidados intensivos, para los casos graves, así como el tratamiento a pacientes sospechosos o confirmados de menor riesgo en los centros de aislamiento.
A medida que transcurre el tiempo, el SARS-CoV-2 ha desarrollado múltiples variantes, cada cepa nueva supera a la anterior en síntomas, agresividad y reducción del tiempo para la atención médica, aun así persiste un gran número de personas que descuidan los protocolos sanitarios, incumplen las medidas higiénicas, exponen su salud y la del resto de la familia, pensando quizás que es una simple gripe o que están exentos de enfermar.
La realidad es que en el municipio de Vertientes persiste una tasa de incidencia cada vez más alta, debido, en gran medida, a las indisciplinas ciudadanas; asimismo se eleva en número de personas positivas al virus y en los últimos meses también han sido mayor los fallecidos por esta causa.
Entonces ¿Qué hacer para controlar esta pandemia? Solo resta ser más responsables, cuidar a los vulnerables de la casa, dígase: abuelos, niños, embarazadas o todo aquel que tenga una enfermedad que comprometa su comorbilidad ante la enfermedad.
Si bien la vacuna constituye un arma potente contra este enemigo biológico, el autocuidado y la alta percepción de riesgo nos salvarán la vida, solo hay que ponerle corazón. (Por Frank Fernández García / frank.hernandez@icrt.cu) Fotos de autor.
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