Vertientes, 28 oct.- Camilo Cienfuegos Gorriarán es, sin lugar a duda, uno de los más singulares ejemplos de bravura y carácter en las gestas libertarias de Cuba. Uno de los hombres más carismáticos y queridos por el pueblo en la historia del país.
Por esa razón, para muchos cubanos resulta normal conocer al menos una de las tantas anécdotas protagonizadas por el hombre del sombrero alón que se convirtió en leyenda y supo ganar la simpatía de todos, incluso de los más testarudos, con bromas que lograban divertir hasta a los más serios.
Su carácter era afable e inspiraba seguridad, asegura la vertientina Aida Pacheco Tan, quien tuvo la oportunidad de conocerlo a su paso al frente de la comuna invasora por estos predios del Camagüey.
Las convicciones de aquel guerrillero apodado el Héroe de Yaguajay y el poder para persuadir lo hicieron uno de los líderes más apreciados durante el proceso revolucionario que llevó a la Isla caribeña a su definitiva independencia en el amanecer del primero de enero de 1959.
Ese es el legado del Señor de la Vanguardia -como también se conoce a Camilo- para las actuales y futuras generaciones como acompañamiento en la ardua misión de asegurar la continuidad de la obra revolucionaria que contribuyó a fundar desde la lucha armada en las montañas de la Sierra Maestra.
Camilo Cienfuegos era un hombre extraordinario, con temperamento y alma revolucionaria, de un particular protagonismo y respeto hacia quienes le rodeaban que le permitieron ganar la admiración de sus subordinados y con toda la claridad sobre el significado de la Revolución Cubana. (Texto Eovalis Matos Arias / @villabaracoa) Foto tomada de internet.
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